14 oct 2025

Los falsos aliados


En esta vida habrá muchas cosas cuya existencia trae solamente desventajas, y otras tantas cuya ventaja es que no estamos obligados a hacerlas, diría que de las acciones que hacemos a posta la más improductiva sería la falsedad, aún peor cuando se usa en contra de uno y así se come cualquier beneficio o progreso que uno había venido haciendo, justo sobre las personas falsas, y lo que para uno son más relevantes: Los aliados falsos, es que trata la presente disertación, la cual me tomaré la licencia de comenzar con una anécdota. 


—Estoy muy harto de todos esos conocimientos que prometen ser muy buenos y al final sirven para un carajo. 


Es lo que le decía al reportero de ese canal de televisión cuando me preguntó “de qué está harto usted”. Para que luego él como tantos otros se quedara mirándome con cara de haber visto a alguien sacarse los mocos para después chuparse los dedos. Yo ya lo sospechaba, pero ahora me queda muy claro que solamente fingía esa actitud amistosa que tanto lo caracteriza en el programa. 

Aunque claro, si de traidores hablamos él no quedaría en el podio, justo el viernes pasado fui traicionado por quien se llevaría el premio mayor: La lingüística. 


Fue justo cuando yo exponía y mencioné que cualquier persona podía acceder al beneficio, fuese blanco, negro, alto, chaparro, heterosexual o sodomita que todos en la sala empezaron a gritar. Al parecer está prohibido por el comité de los guardianes morales el usar un lenguaje que no sea estrictamente actual y calcado de la gente que quiere quedar bien. Este es uno más de los regalos envenenados que ha tenido la lingüística para mí, así como también aprendí a la mala que a una mujer en gestación está prohibido decirle preñada, que características físicas de la gente como Gordo(a) o Chaparra(o) deben decirse siempre en diminutivo o uno resultará ser un insensible de hígados prietos (adjetivo únicamente aceptable cuando se trata de hígados), que hablarle a alguien en un contexto casual por su nombre sin diminutivo es grosero. Que si alguien se le cae la baba no es baboso, porque al parecer el término no surgió de ahí sino de los abismos del infierno para insultar sin describir nada, que si alguien tiene una edad mental mucho menor a su edad real no es retrasado, que la palabra retrasado no debe usarse nunca en la vida, y eso me hace preguntar entonces la razón de su existencia, en cuyo caso no tendría razón de ser ninguna palabra altisonante, y sin embargo forman parte del vocabulario del día a día, ahí puedo respirar la hipocresía; aunque tal, los paladines juzgones nunca llegan a verse si quiera parecidos a un aliado, puede que a veces enuncien estarte corrigiendo “por tu bien”, podemos tener la tranquilidad, ya que no engañan a nadie. 

Al parecer uno tampoco tiene ya derecho de decirle narcisista a alguien haciendo una referencia al dios griego que tan enamorado de sí mismo estaba, pues los todopoderosos psiquiatras, con su estatuto de tener la ciencia que dicta lo que piensas, se robaron el término y ahora necesitas un título para pronunciar la palabra, pues como tal el significado con el que veníamos usando la palabra narcisista por cientos de años ahora está prohibido. 

Como estas podría hacer una lista interminable, todas palabras que tienen, al parecer, todo el sentido del mundo, y sin embargo el mismo mundo se niega a aceptar por razones desconocidas. (siempre había querido usar la frase por razones desconocidas en un ensayo) 


Es, desde el vamos, sabido que uno necesita de los congéneres, si llega a ganarse la mala estima de todos le aguarda la perdición, la alternativa a la complacencia, el servilismo y la cortesanía no la ve como un punto intermedio sino como una tercera opción: El mensajero. 

El odiar al mensajero por el mensaje que trae es una práctica tan antigua como Babilonia (tiene que ser Babilonia, que no se te ocurra mencionar a Sodoma porque todo arde),  y aún así, si se logra comunicar de manera tan efectiva que el oyente entienda como uno está relatando los hechos dados por las fuerzas de la naturaleza (tal como somos una especie animal) y no la propia opinión, puede odiar al mensajero tanto más y empero sin poder ignorar el mensaje, ya que el primero usa las armas (aunque sé que debí decir herramientas) a disposición indiscriminadamente, y el segundo hace que sistema tan alabado (omitiré cuál para maximizar la pena), o incluso la propia vida carezcan de sentido. 


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